Entradas

Mostrando las entradas de diciembre, 2018

TESTIMONIO FRUTOS SOLO DEL AMOR.

TESTIMONIO FRUTOS SOLO DEL AMOR F. Javier FERNÁNDEZ BERRUEZO Se dice en las Moradas. Teresa se encontró, como sin darse cuenta, frente al dintel de la puerta que da paso a la vista del Palacio. Y no era ella quien iba, sino que la llevaba, encontrada hacia sí, Él. Y era como una sala sin puertas ni ventanas, ni pared, ni cosa alguna que la contuviera: estaba. Tampoco la amada del Cantar de los Cantares se daba cuenta de a donde la llevaba su deseo (Ct. 6,12).  La melodía la invadió toda en arrullos como de Paloma que corteja: « La santidad es el adorno de Mi casa. Ella es mía y Yo soy de Ella. Somos Uno en Ella. Nada ni nadie puede subsistir fuera de Ella »,  « Déjame desposarte en la alcoba del alma tuya que te di al ser creada para amarte y enamorarte a imagen y semejanza Mía. Para poder encontrarte, así, como perseguida, como buscada entre intenciones que tú no comprendías, ni podías, ni vivías, aún cuando querías y pretendías. " « Deja que te deslumbre traspasada...

LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO. 10.-CASTIDAD

CASTIDAD TESTIGOS DE LA FIDELIDAD Y TERNURA DE DIOS Concha BRIZ « El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones, por el Espíritu Santo que nos ha sido dado » (Rm 5.5). Este amor no es un aspecto, una cualidad de Dios, sino el ser mismo de Dios: « Dios es amor » (1.ª Jn 4,8).  La castidad cristiana es fruto del amor que se nos  ha dado, es un « fruto del Espíritu » —Gal 5,22— para vivir la sexualidad como servicio a la vida, para hacer de nuestro cuerpo una entera alabanza, incluso para que a través del él, toda la naturaleza sea lenguaje de alabanza. Es un fruto del Espíritu para que dócil el  cuerpo, preparado para la integración y el encuentro con los demás, se haga camino de libertad, de alegría, de misterio. Nos capacita para la atención a los otros, nos alerta para responder a las necesidades de los demás, nos proporciona ojos para penetrar en lo profundo de las personas. La manera más auténtica y bella para salir de nosotros mismos es amar con un cora...

LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO. 9.-MODESTIA

MODESTIA, EL CORAJE DE LOS HUMILDES J. C. BURGOS - C. MALO 1. LA MODESTIA COMO CORAJE SEGÚN una definición ya versada en años, la modestia sería un virtud que nace de la templanza y que inclina a la humildad. La modestia, tal como se encuentra realizada en el alma entregada a la acción del Espíritu Santo y, de manera especial, a los dones de la ciencia y de consejo, es una disposición que tiende a mantener el alma en la justa medida librándola de caer en excesos contrarios. Es pues, como la virtud de las demás virtudes. La modestia, en cuanto virtud, es una actitud, una forma de vida; no sólo un acto pasajero y acabado por mucho valor que éste tenga, sino un vivir la vida con moderación y reverencia ante la Santidad de Dios. No es pues, la modestia, algo para los pusilánimes, para los decaídos, para los que no tienen esperanza,  para los que no saben cómo vivir o tienen miedo a los hombres. ¡NO! La modestia es coraje, es fuerza,  es valor, ganas de vivir en verdad;...

LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO. 8.- FE

FE, MIRAR TODO CON LOS OJOS DE DIOS Mª Ángeles Gª DE ENTERRÍA El momento sacramental del bautismo es el instante en que el hombre entra en relación con Dios de un modo cualitativamente nuevo precisamente por el Espíritu Santo, causa de una nueva generación (cf. Jn 3,5-8). San Pablo desarrolla esta presencia del Espíritu Santo como constitutiva de la novedad antropológica cuyo fundamento puede ser simplemente la fe (cf. Gál 3,2). Este don del Espíritu del Hijo, que él y el Padre envían de modo libérrimo al hombre, viene a definir por dentro al bautizado que empieza a conocer a Dios como Padre. Y « como prueba de que sois hijos, Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama ¡Abba, Padre! » (Rom 8,15). Este don entra a definir por dentro, desde la raíz más profunda, al bautizado. Cuando Pablo dice « en nuestros corazones », está afirmando la radicalidad del cambio: es la « nueva criatura », desde la profundidad personal del hombre, que transforma sus raíce...

LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO. 7.- MANSEDUMBRE

MANSEDUMBRE, SOPORTARLO TODO CON PAZ M.a Victoria TRIVIÑO, O.S.C. Lo que podríamos llamar «Espíritu de dulzura» o mansedumbre, es un regalo de Dios. Está en esa escala que enlaza progresivamente la virtud cardinal de la fortaleza,  la virtud de la paciencia, el don de la fortaleza, el fruto de la dulzura y la bienaventuranza de la mansedumbre. El primer peldaño de esta escala se sube por el esfuerzo de la voluntad. En el segundo confluye la voluntad con la acción de la gracia. A partir del tercero es puro Don de Dios. Sólo si el espíritu del Señor Jesús alienta en nosotros, configura nuestros sentimientos según los de su corazón, como una manera nueva de ser: « Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas » (Mt 11,29). De la paciencia procede la mansedumbre y bondad. Nadie puede ser amable en la adversidad, si no ha adquirido la paciencia. La mansedumbre procura paz y tranquilidad en todas las cosas. Capacita para soportar malas...

LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO. 6.- MAGNANIMIDAD

MAGNANIMIDAD, APOSTAR A LO GRANDE POR DIOS Pilar SALCEDO Hay una lucha de la que nadie puede escapar. Lo afirma ya el libro Job: « ¿No es milicia lo que hace el hombre en la tierra? » (Jb 7,1). Basta abrir los ojos para descubrir la lucha a muerte entre el bien y el mal. Querámoslo o no, estamos dentro de ella. San Pablo se preocupa del uniforme de campaña: « Ceñida la cintura con la verdad; la Justicia como coraza; calzados los pies, con el celo del Evangelio; embrazando el escudo de la Fe; en la cabeza el yelmo de Salvación y la espada del Espíritu que es la palabra. .». (Ef 6,14-17). Para este combate espiritual, el Espíritu Santo nos regala el don de la Fortaleza. Viene a reforzar la virtud cardinal de la Fortaleza y consiste en preparar nuestras almas para la victoria, « revistiéndonos de la misma fuerza de Dios ». No somos nosotros los que luchamos, es Dios que lucha en nosotros. En todo combate hay tiempos de atacar y tiempos de resistir; a veces, horas interminables esper...

LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO. 5.- BENIGNIDAD

BENIGNIDAD SENTIR LA DULZURA DEL ESPÍRITU Ceferino SANTOS El cristiano maduro no es ser aislado que vive sumergido en Dios. Vive en comunidad de fe y en unión de Cuerpo Místico de Cristo con los demás miembros eclesiales y en medio de un mundo, con frecuencia, hostil. El Espíritu Santo, alma de la Iglesia., quiere ordenar, mejorar y santificar nuestras relaciones con los demás y, desde el don de piedad, hace madurar sus dulces frutos de benignidad y de bondad ( Jrestótes y agazosyne , en griego), que transforman nuestras relaciones humanas en bendiciones divinas. I. LA BENIGNIDAD CRISTIANA.  No siempre resulta fácil distinguir benignidad y bondad en el Nuevo Testamento. De las siete veces que habla San Pablo en sus cartas de benignidad (= jrestótes) (Rm 3,12; 11,22; 2 Co 6,6; Gal 5,22; Ef 2,7; Col 3,12; Tt 3,4) en el texto griego, la Biblia de Jerusalén en su versión española traduce «benignidad» por «bondad» en cuatro ocasiones; utiliza en Rm 3.12 «bien» por benignidad, y...